lunes, 8 de diciembre de 2008

Las Juventudes Comunistas del 2008, según el Secretario Nacional, Oscar Aroca. A la revista "Que Pasa"




Entre los 5.000 militantes actuales de las Juventudes Comunistas de Chile (JJCC) hay de todo. Lo reconocen ellos mismos, sin pudores. "Hay pokemones jotosos, guitarreros y otros son góticos", explica Susana Zúñiga, estudiante de Sicología de la Universidad de Chile y militante activa. "Incluso te vas a encontrar con varios que tienen familias de derecha", asegura Óscar Aroca (27), actual secretario general de las JJCC. Y remata: "No es necesario ser pobre para ser comunista o no necesariamente un pobre tiene que ser comunista".

Hay que partir diciendo que de sus inscritos actuales, la mayoría son estudiantes de enseñanza media. Según el secretario general de las JJCC, el 2006 se produjo la mayor cantidad de nuevos militantes. Todos ellos alumnos de colegio. Y aunque las cifras del total de participantes los dejan satisfechos, Aroca reconoce que está lejos de los cerca de 80.000 que la "Jota" tenía en los años de la UP. "En todo caso, es mucho mejor que lo que había en los tiempos más difíciles, cuando empezaron a caer los socialismos reales, en que nuestra militancia debe haber bordeado las mil personas", señala

Para entender el funcionamiento de las Juventudes Comunistas, necesariamente hay que mirar su estructura, que es la misma que la del PC, salvo que no existe un presidente. En las JJCC la máxima autoridad es el secretario nacional, luego están los secretarios regionales y finalmente los secretarios comunales. Sus unidades en terreno son las bases -en poblaciones, universidades, colegios-, que tienen nombres propios. También hay un Comité Central, integrado por 50 delegados de comunas a nivel nacional y que se reúne cada tres meses.

Según Óscar Aroca, el partido está abierto a recibir a todos los interesados. "No les vamos a revisar la vida", aclara, porque según él algunos "jotosos" provienen de familias de derecha. Sobre este punto, Susana Zúñiga asegura que al menos la mitad de las personas que ingresan a las Juventudes vienen del mundo de la izquierda. "Son hijos de miristas, de ex frentistas, de militantes o ex militantes del partido", explica. La otra mitad, agrega, viene de un sector acomodado, que "jamás han tenido problemas en su vida".
Uno de los mayores problemas para los jóvenes comunistas al momento de ingresar al partido es comunicárselo a sus familias. Cuando Aroca decidió hacerlo en 1996, tenía 17 años. Pese a que su familia es de izquierda, costó que entendieran. "Me decían 'ten cuidado, no te vaya a pasar algo'", cuenta. A Mauro Tamayo, actual concejal comunista de Cerro Navia, tampoco le fue fácil contarle a su familia. "Me decían que por último fuera socialista, que es como más light. Incluso, cuando salí electo concejal, mi mamá me dijo: '¿Cuándo se te pasará esto?'".
Tamayo decidió entrar a las JJCC cuando ingresó a Kinesiología en la Universidad de Chile. "Yo era el típico mechón que llega sin cachar nada de política, que en la casa jamás hablaron del tema", señala. Pero luego de ver el documental "Fernando ha vuelto", de Silvio Caiozzi, que retrata el drama de la familia de un detenido desaparecido, se acercó a grupos de izquierda y la "Jota" lo invitó a las primeras reuniones de adoctrinamiento. El 2001, en el segundo año de carrera, se integró a las JJCC. Fue dirigente estudiantil e incluso llegó a ser parte del Comité Central, cargo que mantiene hasta hoy.
El secretario general de las JJCC asegura que, si bien hay cosas que han cambiado en el grupo, sigue intacto el intenso adoctrinamiento político. "En lo macro no ha cambiado el pensamiento, por lo tanto seguimos siendo una juventud que teoriza con el pensamiento marxista", señala Aroca.

Pero si el fondo no cambia, sí lo ha hecho la forma. "A mí la gente me ve y dice que parezco facho por como me visto", dice Julio Sarmiento, cuya ropa no recuerda en nada a la trova cubana o la moda artesa. "Nos juega en contra el tema de la hoz y el martillo, el poncho, porque son parte de un estigma que no se asocia a cosas buenas", agrega. Hasta los propios militantes reconocen que en su momento tuvieron prejuicios. Como el concejal Tamayo, quien explica que cuando entró a las JJCC "creía que iba a llegar a una reunión donde estarían con pasamontañas y metralleta. Pero no fue así".
Como sea, hoy los militantes de la "Jota" suman 5.000, que según Catalina Pérez representan "una de las juventudes políticas más grandes". La cifra, según datos entregados por los propios partidos, supera a los 3.500 y 4.000 militantes que reconocen las juventudes de RN y la UDI, respectivamente. Pero no alcanza la militancia que reconocen la JS y la JDC: 8.000 y 9.500 inscritos.
Los nuevos aires que soplan en las JJCC se ven en su apoyo a las minorías sexuales, lo cual no siempre fue así. "Hasta los 90, esto no era bien visto en ninguna parte y en nuestro partido tampoco", reconoce Óscar Aroca, quien destaca el rol de Gladys Marín en esta apertura. "Ella era muy amiga de Pedro Lemebel y era muy querida en algunos sindicatos de trabajadoras sexuales. Los cimientos del partido que existe hoy tienen mucho que ver con lo que ella hacía". Así, hoy la "Jota" trabaja de cerca con el Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh) y se definió a favor del matrimonio gay. "Además, levantamos un debate sobre la tenencia de hijos de las parejas homosexuales, que aún no está resuelto, pero creemos que tenemos que ir abriendo camino", señala el secretario general de las JJCC.
El tiempo, ha pasado. Y a la hora de divertirse, los miembros de la Jota también han dejado atrás las ideas de antaño. Por estos días, poco se ven las fiestas guitarreadas. "En las fiestas comunistas se baila de todo. Si es de los militantes más jóvenes, los vas a encontrar bailando reggaetón", cuenta Óscar Aroca. Siempre, en todo caso, hay algún signo que recuerda quién es el dueño de la fiesta. Y las ideas que hay detrás del jolgorio. Lo grafica bien Julio Sarmiento: "Generalmente hacemos fiestas con contenido, que tengan un rollo. Hace poco, por ejemplo, hicimos la fiesta contra el neoliberalismo".

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